Un mes después de haber pasado por una cirugía que removió mucho más que un problema de salud, Larissa Riquelme compartió una profunda reflexión en sus redes sociales. Lejos de lo estético, la intervención tenía relación con su tiroides, un diagnóstico que la enfrentó al miedo y a la vulnerabilidad. “Mi mundo se sacudió”, confesó, al recordar el momento en que supo que debía entrar al quirófano. No era por vanidad, sino por necesidad.
Con palabras honestas y emotivas, la modelo abrió su corazón al contar lo difícil que fue aceptar esa realidad. Habló de lágrimas en silencio, de noches llenas de incertidumbre, pero también del poder de la fe. “Confié en Dios, en el médico, y sobre todo en mí”, escribió. Acompañó su mensaje con una serie de fotos que muestran el antes, el durante y el después del proceso. En cada imagen, el cuerpo cambia, pero el alma se fortalece.
Hoy, Larissa mira su cicatriz no como una marca, sino como un símbolo de su fuerza interior. “Parece un tatuaje de lo valiente que fui, incluso con miedo”, dijo. Agradecida por el apoyo de su familia, destacó que lo más importante no es cómo se ve, sino cómo se siente: viva, fuerte y sana. Su mensaje se convirtió en una inspiración para muchas mujeres que también están atravesando luchas silenciosas, recordando que la verdadera belleza empieza cuando uno aprende a amarse, incluso en los momentos más duros.