La emblemática fotografía de Larissa Riquelme durante el Mundial de Sudáfrica 2010, en la que aparece con un celular entre sus senos, celebrando con fervor los goles de Paraguay, fue incorporada oficialmente a la colección del Museo del Barro, uno de los espacios culturales más prestigiosos de Asunción. Esta imagen, que catapultó a Riquelme al estrellato internacional y le valió el apodo de “la Novia del Mundial”, ahora forma parte del relato artístico del país.

La inclusión de esta fotografía en una galería que alberga más de 4.000 piezas de arte precolombino, colonial y contemporáneo, representa una apuesta audaz por expandir los límites de lo que se considera patrimonio cultural. En lugar de limitarse a obras tradicionales, el museo ha optado por reconocer cómo ciertos íconos populares pueden convertirse en símbolos colectivos que narran una etapa emocional de la historia nacional.

En redes sociales, Riquelme compartió su emoción al ver su imagen junto a obras de gran valor histórico. «Esa foto no solo fue una expresión de aliento a la Albirroja, sino también un testimonio de la pasión de un pueblo entero», escribió. Para la modelo, el paso de una instantánea deportiva al espacio de un museo es prueba de que la cultura también se construye desde los sentimientos que nos unen como sociedad.

La decisión del museo ha sido recibida con opiniones divididas, mientras algunos celebran la fusión entre arte y cultura pop, otros cuestionan si una imagen nacida en un contexto de farándula debe ser elevada a ese estatus. Sea cual sea la postura, es indudable que la famosa foto ya no pertenece solo a una anécdota mundialista, sino que ha sido oficialmente inmortalizada en el imaginario cultural paraguayo.