Con una mezcla de carisma, profesionalismo y cercanía, Ilsa Estela se ha convertido en una de las voces más reconocidas del dial. Desde los micrófonos de Radio Ñemby, cada día lleva a su audiencia compañía, reflexión y buena energía. Lo que empezó como un sueño cargado de nervios y emoción, hoy es una carrera sólida construida a pulso, con autenticidad y amor por la comunicación.

Para Ilsa, la radio siempre fue más que un medio: fue un puente. “Quería saber si mi voz podía generar conexión”, recuerda al hablar de sus primeros pasos frente al micrófono. El desafío inicial no fue técnico, sino emocional: vencer el miedo escénico y encontrar una identidad propia en un mundo donde tantas voces compiten por ser escuchadas. Y lo logró. Con el tiempo, desarrolló un estilo personal que hoy la distingue y la acerca aún más a su audiencia.

Uno de los momentos más significativos de su carrera fue entrevistar a un artista famoso cuya historia la conmovió profundamente. Ese encuentro le confirmó que la radio tiene un poder único, el de abrir espacios de intimidad y verdad, incluso en medio del ritmo vertiginoso de los medios. Aunque admite que ha tenido tropiezos al aire, asegura que los errores también enseñan: “Lo importante es saber salir adelante sin que afecte lo que querés transmitir”.

Ilsa sigue mirando hacia adelante, con ganas de explorar nuevos formatos como el podcast y la televisión, sin perder la esencia de su trabajo: hablarle a la gente desde la honestidad. En un medio que se transforma constantemente con la tecnología, ella apuesta por adaptarse sin dejar de ser ella misma. Improvisación, empatía y pasión son sus pilares. Y por sobre todo, la convicción de que una buena voz no es la más fuerte, sino la que sabe llegar.